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lunes, 28 de febrero de 2011

Estrella Galicia Navidad 2010

Hace más o menos un año hablaba de este mismo tema quejándome de que ya era tarde para hablar de la navidad y demás (aquí). Y hete aquí que un año después ando con las mismas, pensando que es un milagro que esta entrada haya visto la luz, no tanto por el retraso sino porque creía que me había tomado ya los seis ejemplares del pack navideño de Estrella Galicia para este año. Si embargo, hurgando en el fondo del armario apareció una última botella que accedió gustosamente a ser retratada antes de ser consumida con gran placer.
Si el año pasado la novedad era el tapón abre-fácil que ya va apareciendo en otras marcas como San Miguel, en esta ocasión es un curioso artilugio-instrumento para saber si la botella está a la temperatura correcta para su consumo. Consiste en unas pequeñas estrellas pegadas en la etiqueta que cambian de color blanco (no óptimo) a azul (óptimo). 
La cosa no pasa de ser una curiosidad para comentar entre amigos mientras se degusta la cerveza, pero sirve para aplaudir esta tendencia de las cervezas estacionales, tan poco extendida por desgracia por nuestras tierras. Ojalá se difunda esta modalidad tan común en otros paises que no sólo fabrican variedades navideñas, sino que aprovechan los cambios de estación u otras fiestas populares para sacar al mercado estas deliciosas iniciativas. Amén.

domingo, 27 de febrero de 2011

Sex Museum: Again & Again.


Llevaba ya unas semanas tras la pista del nuevo trabajo de los madrileños Sex Museum, después de haber escuchado uno de sus temas en Radio3. Fue una búsqueda infructuosa ya que su web no estaba disponible debido a tareas de actualización, pero por fin hoy al echarle un vistazo ya estaba lista.
Again & Again es un disco muy esperado por muchos de sus seguidores que se preguntaban si la banda estaba en una pausa o en un adiós definitivo. Las palabras de Fernando Pardo daban paso a la esperanza: decía algo así como "queremos hacer un gran disco, sin prisas, para conseguir que cada tema sea un bombazo"
Y ya está aquí, no lo tengo todavía pero estoy deseando que caía en mis manos para escucharlo de cabo y rabo y poder darle la razón a Fernando. Espero que para el próximo número de la revista Perdidos por el Mástil pueda hacer una buena crónica para compartirla con todos vosotros. Y para verlos en directo también tendré que esperar porque sus fechas de conciertos no marcan ninguna cita por los alrededores (por el momento).

sábado, 26 de febrero de 2011

Trío de Paulaner.

Aprovechando las oportunidades que nos da la ley de oferta y demanda del mercado, decidimos hacer una cata de la bien estimada marca Paulaner, probando tres de sus variedades: Naturtrüb, Dunkel y Kristallklar. Tambien conviene aclarar que existe una cuarta variedad, la Alkohol Frei, que como su nombre indica carece da alcohol y que por el momento desestimamos su catadura.
Comenzamos por la variedad Naturtrüb, que podría considerarse estándar y que es la más extendida y reconocida por el público. Sus características básicas son su turbidez amarillenta, su sabor a cereal y su poca cantidad de gas, que la hacen deliciosa al paladar y favorecen su consumo en cantidades importantes. La botella normal es de medio litro aunque en cervecerías puedes tomar la mitad procedente del barril.
La segunda variedad a probar fue la Dunkel, del alemán oscuro. Alberga muchas similitudes con su predecesora en cuanto a turbidez, sabor, gas e incluso cantidad de alcohol, siendo casi la única diferencia su color marrón oscuro. Otra gran elección sin apenas dudas para el consumidor.
Y por último tenemos la Kristallklar, que es sin discusión la variedad más apartada del resto. Es una cerveza que ha perdido la turbidez característica de las otras, ganando a cambio una considerable cantidad de gas. Aquí nos encontramos con un serio problema, y no es otro que debido a este incremento gaseoso se nos hace un poco correoso acabar con el medio litro de cerveza sin sentirnos un poco pesarosos e hinchados.
Resumiendo, no podemos calificar la experiencia vivida de otra manera que no sea espectacular. Se disfruta al mismo tiempo que se piensa en elaborar la entrada. Ojalá pudiera dedicarme a esto profesionalmente, viajando por el mundo refrescando el paladar con estas delicias para luego contarlo todo con pelos y señales. Amén.

viernes, 18 de febrero de 2011

Rockin' Johnny & Quique Gómez Band 05/02/2011 La Cueva del Jazz (Zamora)

Y de nuevo partimos atraídos por la llamada del blues. Atravesando la zona fría de Topas en mitad de la noche para compartir nuestro tiempo con Rockin' Johnny "The New King of the West Side Chicago Blues" acompañado de Quique Gómez y su banda. A mí que soy un ignorante, este apelativo me deja igual que estaba porque no tengo ni idea de lo que se cuece por Chicago, pero si a uno lo nombran rey de algo supongo que será que se lo merece (menos al del pollo frito que aquello fue un bulo de tomo y lomo).
Y sí que tocaba bien Johnny, y Quique y su banda. Buen repertorio de temas, unos más puros, otros más jazzy y otros más rockeros. Todo buenos ingredientes para una buena velada pero algo me pasó, y creo que al público también, que nos dejó un poco parados. Hubo un cortocircuito entre la banda y el público, que no llegaron a conectar como en otras ocasiones. No es nada achacable a los músicos ni al público, que buena parte era conocido de Quique Gómez, lo cierto es que se echaron de menos imágenes corrientes al final del concierto, cuando es normal ver gente acercarse a hablar con los músicos, comprar sus Cds o hacerse alguna foto con ellos. Pues nada de esto ocurrió. 
Incluso yo no sé explicar que me pasó porque estaba totalmente desganado. Quizá fue que el show empezó una hora después de lo publicitado y el público se entretuvo en refrescar el gaznate con la consiguiente subida alcohólica al cerebro, que hizo a algunos confundir a Rockin' Johnny con los Leño pidiendo el Maneras de Vivir. En fin, que la zona fría nos dejó un poco helados.
Gracias la Señor DGM por el video y la compañía en una nueva aventura zamorana.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Hasta la vista Mr. Moore.

El Señor Moore se marchó hace unos días. Vino a nuestro país supongo en busca de un poco de calor y unos rayos de sol en el frío febrero, y después se marchó de estos paisajes terrenales para siempre. 
Después de caminar largos años por las veredas del rock, coincidimos finalmente en el remanso del blues, donde hicimos buenas migas. Él cantaba y tocaba la guitarra y yo disfrutaba escuchando. Incluso tuvo la deferencia de pasar por nuestro barrio antes de irse para el otro. Lo recuerdo (ver enlace) y todavía me maravillo del control que tenía sobre la distorsión. Sus manos dominaban y moldeaban lo que en otro cualquiera sería tan sólo una máquina de hacer ruido. Le perdono sus interminables solos que daban vueltas una y otra vez recorriendo el mástil sin parar y que conseguían que al final mi cabeza también diera vueltas y se despistara inmersa en una narración futbolística. 
Me entristece lo prematuro de su muerte, ya que cincuenta y ocho años es casi la adolescencia de un bluesman. Ya no podrá sentarse octogenario en un porche mirando al sol, bebiendo una cerveza y tocando rock and roll con su guitarra como sueñan los Deltonos. Gracias por sus paseos por París Señor Moore, por aquí le seguiremos respetando hasta el día que el infierno se congele.