Páginas

martes, 9 de febrero de 2010

Drácula de Bram Stoker.

Mi reeencuentro con el vampiro más famoso de todos los tiempos es ya un hecho. Durante las últimas semanas he leído minuciosamente las notas dejadas por mis predecesores. Al ritmo que marcaban diarios personales, grabaciones en fonógrafo y recortes de periódico, he tomado notas que espero me sean útiles en mi búsqueda: ajo, rosas silvestres, crucifijos... ¿funcionarán?
Agradezco la inestimable ayuda del Doctor Abraham Van Helsing, hombre de ciencia pero con la mente abierta a realidades fuera de los límites del conocimiento racional. Qué bien harían sus colegas contemporáneos en seguir su ejemplo si dejaran a un lado sus estúpidos prejuicios. Con tremenda cautela nos mostró los terribles sucesos que acontecieron hace ahora algo más de un siglo, haciéndonos comprender el origen de un incesante mercadeo de sangre que era robada con sabor femenino y repuesta con aroma masculino. 
Se perdieron algunas vidas en la lucha contra el mal, pero no fue en vano, pues muchas otras se salvaron hasta el momento. Y digo bien hasta el momento, pues de nuevo la oscura amenaza se cierne sobre nosotros. 
De aquí proviene esta relectura, este entrenamiento, esta puesta al día. Debemos estar preparados porque en cualquier momento puede aparecer de nuevo y son los incrédulos los que más peligro corren, pues ellos serán las primeras víctimas. 
Y usted, querido lector, ¿usted cree?

2 comentarios:

  1. Yo creo, lo veo clarísimo: en todas las entidades bancarias y grandes coporaciones hay una al frente. ¡Brucolacos por doquier!

    ResponderEliminar
  2. Believe?? Creo que está comprobado que hay gente por ahí sin sangre en las venas, y digo yo que algo tendrá que ver...y por si acaso, es mejor no dejar que nadie traspase tu umbral, dejar las ventanas cerradas al oscurecer y bueno, dejemos lo del crucifijo porque es lo único que colar, no cuela....
    Misserre

    ResponderEliminar

Aprieta la tecla, que no da calambre.