Muchas veces después de escribir una entrada he tenido la sensación, sobre todo si era negativa, de pensar si realmente tengo derecho a juzgar trabajos ajenos. ¿Quién soy yo para decir si un libro o un disco son buenos o no, cuando yo ni he escrito ni he grabado nada? Tras una noche insomne he llegado a la siguiente conclusión.
La diferencia se encuentra en la linea que separa la crítica de la opìnion. Tengo claro el pensamiento de que uno sólo puede ser juzgado por sus iguales, esto es, dentro de cada profesión, decidiran lo que está bien o mal los propios compañeros de oficio, que son los que mejor preparados están para ello, pues conocen al milímetro los entresijos de cada ocupación. Pienso que ellos son los únicos que tienen derecho a la crítica. Los demás que somos simples aficionados nos tenemos que conformar con opinar.
Dentro de la opinión, ésta debe ser valorable y no reducirse a un simple me gusta o no me gusta. Hay que razonar y fundamentar con criterio alejándose del camino del capricho o de los prejuicios adquiridos. Y sobre todo y lo más importante de todo, ser independiente y no estar atado a ninguna corriente que nos limite la libertad de expresión, ni de tipo económico ni intelectual.
Así pues, éste es el espíritu que quiero que esté presente en el blog, una opinión seria e independiente, que sepa moverse entre las pantanosas aguas de los prejuicios y limitaciones que puedan interponerse en su camino para llegar a su destino de la forma más aséptica y racional posible.
Pero qué bien me escribe usted, Mr. Gibson. Como el rioja!
ResponderEliminarHablando de opiniones... he hechado en falta una. El 11-S ha pasado por su blog sin una entrada y sin saber su opinion sobre la teoria de la conspiracion y todo lo que se comenta por ahi. Haga un esfuerzo Mr. Gibson, ya que usted estuvo en la zona cero no hace mucho. Muchisimas gracias desde tierras del sur.
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