En un lugar de Georgia
donde una familia ha crecido torcida durante generaciones, parece que
ha llegado el momento de que una oveja blanca aparezca entre tantas
negras y salga del rebaño para acabar con la tradición de ilegalidad
de los Burroughs.
Y tras rápido y fugaz banquete lector
en un experimento más o menos válido de lectura y comentario
conjunto de la obra, me siento incapaz de no relacionarla en parte
con el estilo de la serie televisiva de los Hijos de la Anarquía; y a nivel más
personal, de ponerle al protagonista Clayton la cara del sheriff
Hopper de Stranger Things.
Aparte de conjeturas y
relaciones más o menos entendibles, nos encontramos ante una novela
amena y con grandes posibilidades de ser adaptada a la pantalla, en
la que a lo largo de innumerables saltos hacia delante y hacia atrás
en el tiempo, se nos narra la historia del clan Burroughs a ambos
lados de la frontera que marca la ley.