"Vivir una vida corriente pero no ordinaria, una vida humilde pero no miserable, cansada pero no aburrida."
Aunque hace relativamente poco tiempo que leí la primera entrega de esta serie (ver enlace), me ha costado recordar por su nombre y función a muchos de los personajes, quizás debido a su elevado número y constante renovación. Y si bien decía con respecto a su predecesora que el ambiente me parecía más árabe que oriental, en esta ocasión debo admitir que sí me he visto trasladado hacia territorio oriental, principalmente por la forma de narrar del autor tratando cada episodio como si fueran pequeños cuentos o parábolas llenos de moralejas y filosofía, la mayoría de ellas aplicadas al mundo de la política. Y es que el primer tercio del libro casi alcanzando la mitad está dedicado a la intriga palaciega y el politiqueo, dejando el resto de la narración para la acción pura y dura.
Ken Liu es un maestro en cambiar el sentido de los acontecimientos, un tergiversador nato como más de uno de sus personajes protagonistas, con la habilidad de meterte dentro de una historia, y luego dentro de otra, y de otra más como si de una espiral sin fin se tratara, teniendo la clara sensación de que hay mil historias dentro de la principal. A través de sus narraciones y enseñanzas, nos damos cuenta de como el ansia poder y la política no tienen límites, ni siquiera acotados por los que marcan la vida y la muerte; y de la importancia de dedicar recursos a educación e investigación, que serán muy útiles tanto en los buenos como en los malos tiempos. Interesante y curioso es ver cómo interactuan y manipulan los dioses a los humanos, que se empeñan en enfrentarse y batallar entre ellos sin prestar atención a posibles enemigos exteriores. Y más curioso aún es observar las diferentes maneras de sentarse que utilizan los personajes dependiendo de la ocasión y del tipo de ambiente en el que se encuentran, cada uno denominado con un nombre definitorio y que nos traslada de nuevo al mundo oriental.
Y para terminar, un final que parece que nunca va a llegar, puesto que los giros de la trama se suceden sin parar bamboleándonos de un lado a otro sin ningún tipo de miramiento, dejándolo todo preparado y bien encauzado para la siguiente entrega que ya estamos deseosos de leer, aunque me temo que nos va a tocar esperar un tiempo.