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viernes, 6 de noviembre de 2009

The Mexican Connection.


Apenas unos días antes de nuestro viaje a Londres y cuando la programación de la ruta aún estaba en periodo embrionario, comenzaron a aparecer señales inquietantes que marcarían nuestro futuro y guiarían nuestros pasos a traves de la pérfida Albión.
Dudábamos en poder compaginar nuestra travesía entre los megalitos del suroeste de la isla y el encuentro con una de nuestras raices rockanrolleras en forma de concierto de los ZZ Top. Casualidades o maldades del destino ambos eventos coincidían el mismo día y se nos hacía difícil dirimir entre uno u otro o los dos. En estas vicisitudes andábamos cuando una señal procedente de sabe Dios donde vino a allanarnos el camino aclarando de un plumazo cualquier duda posible.
El espejo del baño fue el elemento usado como transmisor para hacernos llegar la señal. Tras una ducha como tantos otros días, el vaho acumulado por el calor del agua reveló el mensaje secreto. Allí estaba la respuesta, dos pequeñas zetas enlazadas marcaban el camino a seguir. Había que arriesgarse y seguir la señal, así que compramos las entradas aun a sabiendas de que nuestra asistencia corría un gran peligro.
El día del evento volvíamos de regreso a Londres con una sonrisa en la cara por la satisfacción de lo vivido y porque llevábamos un horario que nos permitiría llegar al concierto sin problemas. Sin embargo, a unas cuantas millas de nuestro destino la situación se tornó aciaga debido al colapso del tráfico. Comenzamos a comernos las uñas y a tirarnos de los cabellos (eso un poco menos porque no hay de donde tirar) y en un alarde da valor saltamos de la furgoneta casi en marcha para adentrarnos en el subterráneo que nos llevaría a nuestro objetivo.
A mitad de camino hacia Wembley, a la altura de Baker Street segun se tira a la izquierda, nos encontramos con un grupo de jóvenes mexicanos que también encaminaban sus pasos hacia La Granja. Rapidamente y gracias a la magia del rock and roll unimos nuestros esfuerzos para llegar a nuestro destino, driblando con habilidad los obstáculos de la mano negra que intentaba que fracasaramos y confundiéramos nuestros pasos. No lo consiguió y las zetas nos llevaron a disfrutar de una noche inolvidable dentro del Wembley Arena.
Curiosa historia la que nos narraron nuestros compadres mexicanos. Uno de ellos se cruzó con el bueno de Bill Gibbons en una tienda de gafas, entablaron conversación de nuevo por obra y gracia de la magia del rock, que une en una isla a gente de varios continentes, y aquí viene lo grandioso de este relato: les regaló cuatro entradas para que fueran a verlos gratis.


Y así fue como nos reunimos en una estupenda noche de otoño gentes de aquí y allá para mover nuestras barbas al ritmo de ZZ Top, dando gracias a la magia del rock que nos iluminó a través de nuestro peregrinar y nos premió por ser tan buenos chicos. ¡Viva el rock and roll!

3 comentarios:

Marco dijo...

¡¡Tremendo lo del espejo, a mi me da un poco de canguelo!!

luis dijo...

Tenías dudas entre ir a ver unos megalitos o a los ZZ Top? Pa mí la cosa estaba clarita, que los barbudos son mucho barbudos. A vosotros no os quedan tan vacilonas las barbas-rastas, pero bueno, os favorecen bastante.

Saludos compadres!!

Anónimo dijo...

Hasta que no me lo ha dicho mi bro, no había reconocido a alguno de los barbudos que aparecen en la estampa (camisas de cuadros al poder). Menudo viajecito sus habeis pasao, pataliebres!.

Lo suyo habría sido ver a los ZZTop tocando en los monolitos!

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