NO al préstamo de pago en las bibliotecas.

Largos son los negros tentáculos de la entidad gestora de derechos, en cuanto detectan el olor del dinero fácil se lanzan hacia él sin escrúpulo alguno. Ahora rodean uno de los edificios pilar de la cultura desde lo más remoto de los tiempos.
Llevo visitando bibliotecas desde mi más tierna infancia, cuando los viernes por la tarde bajábamos a la del colegio. Fui socio de la biblioteca de la caja de ahorros del barrio mucho antes de tener la edad necesaria para tener carnet, cogiendo prestados los libros por medio de mi madre, que generosamente y con gran paciencia me acompañaba poniéndolos a su nombre. Soy socio de las bibliotecas municipales del barrio, de la ciudad y del pueblo donde vivo ahora. Acompaño siempre que puedo a mis pequeños sobrinos para inculcarles el amor y el gusanillo de la lectura...
No acaben con este modo de ver el mundo de los libros, si quieren aprovechar más el tirón de las novedades editoriales, que hagan como los videoclubs, que no tienen las películas nuevas hasta que no ha pasado un tiempo desde su estreno en cine. Pero que no vayan exprimiendo todos los lugares que se les ocurren para sacar dinero con la bandera del derecho de autor, porque al final lo que conseguirán será todo lo contrario, que la gente los aborrezca y la cultura se vaya al garete.